Crítica de la película Sweeney Todd por Romulo

Arriesgada... y fallida


4/5
24/02/2008

Crítica de Sweeney Todd
por Romulo



Carátula de la película Después de ver Sweeney Todd una de las cosas que me vienen a la cabeza es que ojalá Tim Burton tire por aquí, que a partir de ahora sea éste el camino a seguir. Big fish supuso una buena película pero sonaba un poquito a fantasía prefabricada; Charlie y la fábrica de chocolate fue una cosita de lo más divertida pero lejos de todo lo que un tipo del talento de Burton puede ofrecer, y La novia cadáver fue una gozada, una joyita, aunque también era un triunfo sencillo: los mecanismos de Pesadilla antes de Navidad entrelazados con un romanticismo más desatado, el de Eduardo Manostijeras. Sweeney Todd tiene ciertamente bastante peros, errores, altibajos. Lo que queramos. Pero es el Tim Burton que queremos ver a partir de ahora: recupera su esencia más tenebrosa, la que le recordamos de hace ya muchos años pero, a la vez, toma riesgos estéticos y narrativos interesantes.

Entre los problemas de Sweeney Todd hay uno muy temprano, en la propia narración de la película: Burton falla al conceder demasiados minutos a muchos personajes, no acierta a jerarquizarlos adecuadamente, y así tenemos que soportar a ese marinero tontuno y a esa muñeca de porcelana de nariz de ratón, con su correspondiente doble numerito musical que, para colmo, es flojo, sosón y aburrido. Cada vez que aparecen ellos y suena su melodía, uno bosteza y espera a que llegue, cuanto antes, lo que tenga que llegar después.

Todos estos personajes, y sus interrelaciones, que se van estableciendo lentamente en el primer tercio de película, hacen que esta parte inicial sea algo más coja. El ritmo se tambalea un poco, pero Tim Burton sí acierta estableciendo desde el minuto 0 una estética brutal, un blanco y negro que revive con cada rojísima gota de sangre. Muy bien. Es siempre un salvavidas precioso al que asirse, como espectador. Además, igual que algunos números musicales son flojos, otros son realmente buenos. Mi compañero Hypnos (con el que coincido en muchas cosas de las que apunta en su postcrítica) destacaba el momento en que la Bonham-Carter devuelve a Sweeney Todd sus navajas. No es el único.

Una vez esta primera parte de película avanza y deja el mosaico mejor ensamblado para el resto del metraje, arranca lo realmente bueno de la película. El mejor número musical de la película (Sweeney Todd "sale" a la calle, donde los viandantes, estáticos, no le ven, como fantasmas, aunque él sea el único fantasma) anuncia la masacre de inocentes que está por venir (otro grandísimo número musical, mal que le pese a Hypnos) y los mejores minutos del film: todo el tercio central de la película es fantástico, con gran ritmo, buena música, menos ñoñerías, mucha fuerza.

Pero, claro, hay tantos personajes y Tim Burton y su equipo les han prestado tanta atención a todos (el marinero, la chica, el niño el juez, el alguacil, este, aquel...) que en el último tramo hay que intentar cerrar la situación de todos en la trama. Lo intentan solucionar dotando al carrusel final de un ritmo frenético y, en parte, se consigue, pero aún así de nuevo la película se pierde ligeramente y, para colmo, algunos personajes acaban encontrando su sitio mientras otros son olvidados. Los más importantes no, claro, y para ellos Burton reserva escenas preciosas, poderosísimas: la propia muerte de Todd, o la de Bonham-Carter, el asesinato del juez, con la previa y fugaz muerte de la vagabunda. Lástima que, al funcionar con personajes muy estereotipados y de corte muy clásicos, el espectador capte muy pronto que esa vagabunda es, lo sabemos, su mujer. No hay sorpresa ahí, Tim, lo siento.

Repasando lo escrito por Hypnos respecto a la película, descubro que seguramente yo la he disfrutado más (bien conocido es el poco cariño que él le tiene al género musical) pero tampoco niego que algunas de las canciones pecan demasiado de su carácter de "musical Broadway". Todas aquellas que se toman una licencia más lírica, confunden lo melódico con lo ñoño y suenan, además, a viejo, a escenario. Afortunadamente el resto, toda esa partitura potente y oscura que acompaña a los crímenes del barbero, da un paso más allá y funciona a las mil maravillas.

Algo así le pasa a la película, que lucha por agarrar al espectador, consigue zarandearlo y sólo lo suelta al final, con violencia, pero que pega un par de resbalones considerables por el camino y que, en algún que otro momento, se entretiene en tonterías y comete el pecado de aburrir: el peor de los pecados en cine. Pero son momentitos aislados.

Al final, yo no puedo apagarle la cuarta estrella a Sweeney Todd, porque derrocha talento en muchos aspectos y porque, a menudo, toma ciertos riesgos que aplaudo, aunque el resultado final sea tan hermoso como irregular.




comments powered by Disqus




Más críticas de Sweeney Todd

Ver la precrítica
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons