Crítica de la película Mi refugio por Iñaki Ortiz

Casi todo en Le refuge representa el buen hacer del cine francés. Su dirección es briosa, con una fotografía que se adapta a la perfección lo mismo a una playa que al centro de París. Una dirección intensa, tanto por el profundo sonido del oleaje como por las hiperrealistas tomas de las inyecciones (que parecen haber causado estragos en el pase del público).

Le refuge es una película madura, donde se tratan temas sociales desde un punto de vista sofisticado, sin cargar las tintas en ningún aspecto, donde la homosexualidad no es motivo de aspavientos, donde las relaciones sociales no tienen por qué ceñirse a los cánones establecidos, y el hecho de que no se ciñan, una vez más tampoco es motivo de aspavientos.

Un elegante tratamiento del guión que a menudo desvela de forma indirecta los hechos, y un adentramiento en los personajes que sin ser intrusivo, es profundo. Sin embargo, algo falta, no falla, pero si falta. La chispa, el punto diferenciador, aquello que la eleve del buen hacer al resultado redondo. En cualquier caso, otra buena muestra del buen nivel del cine del país vecino.