Crítica de la película Born (Children) por Hypnos

Creo que hemos visto tantas veces este tipo de historias, con este desarrollo, con estos personajes, con esta narrativa, con esta estética, que ya han perdido la etiqueta de rompedoras y han pasado a convertirse en clásicas.

El director, en el coloquio celebrado tras el film, se declaró un fan de John Cassavettes, y dijo que, al igual que él, en esta película quiso trabajar con los actores, y de esa relación sacar a los personajes, deviniendo una cuestión de segundo orden la historia, que fue lo último que surgió.

Este método de trabajo, además de ser muy excitante y creativo, tiene unos contras evidentes: la posible fragmentación excesiva de la historia, o el desequilibrio entre personajes, al perderse la labor unificadora del guionista omnipotente. Estos dos defectos se aprecian claramente en el film.

Bragson nos confesó que el blanco y negro no fue elegido por cuestiones estéticas, sino financieras, por ser más barato que el color y como método para paliar la falta de equipo de atrezzo, de maquillaje o de fotografía. A pesar de dichas limitaciones, la fotografía de esta película alcanza cotas interesantes, como el contraluz de los faros del coche cuando la madre va a recoger a su hijo el machacamartillo, un personaje, absolutamente memorable. Pero, no nos engañemos, a estas alturas de la película hemos visto ya decenas de películas con nulo presupuesto y con resultados técnicos grandiosos. No me vale como excusa.

En fin, efectivamente se trata de una película que se sigue con interés y ritmo, en la que continuamente suceden cosas, pero que no termina de enganchar ni de provocar la conexión con sus personajes, máxime en un final que parece felicidad a calzador.

Por cierto, un gazapo en la escena final, el partido de fútbol que están viendo no es actual, sino que es un partido de Alemania del Mundial de 1990.

Me esperaba mucho más.