Crítica de la película 500 Días juntos por Iñaki Ortiz

Comedia romántica de hoy


5/5
05/12/2009

Crítica de 500 Días juntos
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Donde dije indie digo ahora personalidad propia. La película bebe más del cine de Billy Wilder, Woody Allen y Kevin Smith que del tono indie que está de moda en estos tiempos. Se trata de una comedia romántica que cumple la mayoría de los requisitos del género pero guardando una cierta distancia, crítica y con mucho humor. Se nos avisa desde el principio, esto no es una historia de amor, y no lo es en cuanto a que los sucesos se relacionan más con el desamor, pero además, su objetivo, su punto de vista, no orbita sobre el destino de la pareja protagonista, sino sobre una concepción de amor más realista, menos estereotipada pero que sabe ser, aún así, tan romántica o más que la norma.

El discurso con el que el protagonista abandona su puesto, parece el discurso del director, en una escena algo forzada, todo hay que decirlo. El personaje pide que no se busquen fórmulas modelo para poner en la boca de los lectores de tarjetas (o espectadores de cine), etiquetas que rompen corazones, que ponen barreras. Un deseo de expresar un sentimiento propio y complejo que se hace realidad con la propia película. Ni medias naranjas, ni amor de cuento de hadas, pero sí una mentalidad positiva y un gusto por enaltecer el detalle más insignificante como algo excepcionalmente romántico.

La película tiene muchas virtudes. Es muy fresca, es ágil, su banda sonora es impecable. No es nada artificial, por lo que un espectador de hoy puede identificarse con sus personajes mejor que con los viejos clichés de vestidos de novias. Además, los personajes encajan perfectamente con una generación, la de hoy, que tiende a definirse más por sus gustos que por sus actos (la música, los iconos pop, su propio oficio...).

Pero sin duda, la mejor virtud, y la que hace verdaderamente destacable a esta película, es su incansable esfuerzo por explotar todos los recursos disponibles. De los elementos externos a la historia en sí se sacan chispas. La intención queda clara desde el primer segundo, con el particular rótulo sobre el parecido con la realidad. Después se hace patente en la utilización de la numeración de los días (o el juego de palabras del propio título) o con la impecable escena que diferencia entre las expectativas y la realidad con esa descorazonadora canción de Regina Spektor de fondo. El desorden temporal, gracias a la rotación de los números es fluido y suave. Encaja a la perfección y conforma una estructura perfectamente pulida, con detalles tan gráficos como el chiste de los grifos que no funcionan.

Una película que representa a la perfección la nueva comedia romántica, alejada de modas. Quizá quede desfasada con el paso del tiempo, pero a día de hoy, funciona como un reloj. Habrá que seguir la carrera de Marc Webb.



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500 Días juntos en festivales: Festival de Sundance 2009 , Festival de Locarno 2009 , Festival de Estoril 2009 , Festival de Cine de Tesalónica




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