Crítica de la película American Gangster por Iñaki Ortiz

Con otro color


4/5
15/01/2008

Crítica de American Gangster
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película American Gangster está narrada de una manera clásica y muy respetuosa con un género del que no tiene intención de escapar. Es fácil confundir esto con un guión trillado y mecánico, yo no lo considero así de ninguna manera.

El gran acierto de American Gangster es dar importancia a los pequeños detalles triviales, alejándose de las tópicas escenas violentas con mucha sangre y muchas balas. Me parece mucho más interesante ver al temible gangster observando con disgusto el abrigo de chinchilla que le ha regalado su mujer y las posteriores escenas consecuentes que terminan en un fuego sin palabras. Que se gasten minutos en cuestiones aparentemente cotidianas y se las haga crecer hasta consolidarse como importantes es algo que me gusta mucho. Esto, unido a que el guión está perfectamente distribuido en las dos horas y medias largas, con ritmo calmado pero nunca lento ni mucho menos muerto. Claro que no tiene el ritmo virtuoso de Infiltrados, pero no falla en ningún momento. El suspense está muy bien mantenido en la investigación, especialmente en su recta final.

Una de las mejores bazas de la película es sin duda el duelo interpretativo de sus dos protagonistas – me niego a calificar al gangster de antagonista. El peso está perfectamente balanceado. Denzel Washington está impecable, en un papel completamente cortado a su medida. Toda su chulería elegante y contenida encaja como un guante, y se aleja necesariamente del cliché de negro mafioso. Mirada precisa, gesto serio y mucho carisma.

Russell Crowe no se queda atrás, en un papel que ya conocemos de él, siendo un chico listo, eficaz y sobretodo honrado hasta la médula. Todo lo que le rodea en el film es refrescante, distinto, los elementos de siempre (policías corruptos, dificultades) contadas desde un punto de vista menos simplista, contándonos lo duro que puede llegar a ser devolver el dinero, y las implicaciones que tiene.

La escena en la que ambos se encuentran, a la salida de la iglesia, con Crowe triunfal apoyado en el coche, y Washington comedido y resignado, es impecable. Y lo mejor de todo es que esto nos vuelve a llevar a otro pasaje atípico, donde parece que la película está terminada, o que a lo sumo va a terminar con un baño de sangre entre bandas como la mayoría de películas del género, asistimos a ese fabuloso cara a cara en la cárcel y a todo un despliegue de investigación instalada en la misma prisión. La película aún tenía esa baza guardada para confirmar que los dos actores son los protagonistas de la película.

Me gusta que pase de largo por los actos más despiadados del gangster con unas cuantas escenas cortas a lo largo de la película. Me gusta que la guerra de Vietnam esté tan presente y tenga su propio papel en la trama, especialmente por la escena de las tumbas. Me gusta que no nos cuenten la manida historia de venganzas y traiciones. Que subestimen al gangster por ser negro, que Crowe tenga que romper los moldes de pensamientos retrógrados para encontrar al culpable, y asocie con cinismo la palabra progreso al hecho de que un negro sea  un importantísimo delincuente.

Sin pararse en tonterías, con una dirección elegante y siempre detallista de Ridley Scott, alejada de los habituales despliegues de gente como de Palma o Scorsese. Un film limpio, directo e inteligente. Una buena película de esas que da gusto ver, aunque no pase a la historia.



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