Crítica de la película Frankenweenie por Iñaki Ortiz

Conformismo


2/5
17/10/2012

Crítica de Frankenweenie
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Los peores presagios se confirman con el último trabajo de Tim Burton. Un producto sin alma dominado por decisiones de mercado, sin apenas criterios artísticos más allá de unos cuantos buenos artesanos del diseño. Se cimienta sobre demasiados desaciertos. El primero es el de alargar un corto de media hora que ya se sostenía a duras penas. Y que quede claro que hablamos de alargar y no adaptar, pues cualquiera que haya visto el corto recientemente se habrá dado cuenta que ha sido trasplantado al largo casi tal cual, con los puntos y las comas, imitando incluso los planos. Después, se ha alargado añadiendo relleno sin ningún interés y sin demasiada coherencia con el hilo orginal (todo el tema del resto de los chavales).

Otro desacierto es la elección de la animación. El corto era de imagen real y funcionaba como tal, con un blanco y negro evocador del viejo terror que aquí no encaja para nada. Ni tenemos un homenaje al terror clásico de serie B, porque lo que hay es una animación elegante y cuidada; ni tenemos un derroche visual de animación como podríamos tener en otros trabajos de Burton, porque el blanco y negro limita (uno de los puntos fuertes en las otras era el colorido) y porque no hay nada innovador ni mínimamente sorprendente, en parte, porque no es una historia suficientemente fantástica como para desbordar la imaginación. Una estética, por tanto, a medias de todo que no destaca en nada.

Pero lo más triste de la película es su falta de alma. La rutina con la que se suceden los innumerables guiños a la historia del terror, la corrección de cada plano, de cada personaje. Nada que pueda perdurar en la memoria. Es especialmente sangrante que algunos planos que funcionaban con mucha fuerza en el corto original, aquí están calcados con tanta perfección como desinterés. No funcionan porque no son más que una copia sin alma. Un ejemplo: cuando el profesor electrifica la rana en primer plano y al fondo se ve la cara del protagonista, era un plano muy expresivo en el orgiginal, ingenioso y atrevido. Aquí es casi igual, pero simplemente no funciona, no es más que una copia. Todo el genio y la energía de los primeros trabajos de aquel Burton gamberro, atrevido, osado e inconformista están aquí completamente diluidos en un trabajo mecánico, correcto, absolutamente conformista. Si aquel corto tenía un valor, no era desde luego su historia, que es una pequeña tontería, era el ingenio fresco de un artista con mucho que decir. De eso no queda nada.

Burton está terminando de vender los últimos resquicios de su personalidad y su rebeldía estética al mercado, a la Disney. No hace más que intentar copiar su propio estilo, y lo peor es que cada vez tiene un resultado más despersonalizado. Una pena.



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