Crítica de la película El gran Gatsby por Iñaki Ortiz

El gran Luhrmann


4/5
17/05/2013

Crítica de El gran Gatsby
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película La adaptación de Baz Luhrmann es estruendosa, excesiva, pirotécnica. A pesar de que aborda paso a paso casi todos los pasajes de la novela, recuperando los diálogos en muchos momentos palabra por palabra, el tono no puede ser más distinto del que sugería la obra. Mucho más afectado, como una canción de desamor versionada por Manos de topo. Frenética, en continuo movimiento, con muchos menos matices. Aplastada por una espectacular sucesión de grandiosidad y pura explosión de lujo y esplendor. En definitiva, lo que era de esperar. Sin embargo, creo que hay que reconocer también un esfuerzo por parte del director para bajar de su parque de atracciones particular y, en la medida en la que el drama avanza, adoptar un estilo más comedido, más descansado. En este sentido, de la recta final, me quedo con la maravillosa secuencia de conflicto en el hotel Plaza, con un duelo de carisma entre un imponente (y asombrosamente tembloroso) Leonardo DiCaprio y un muy interesante Joel Edgerton, que lejos del amor facilón y sin reservas del que suele hacer gala en su cine, respeta las intrincadas complejidades de las circunstancias de cada uno.

Se puede decir que Luhrmann ha decidido hacer completamente suya la adaptación, encontrando su propio tono, pero que en el fondo ha querido terminar siendo respetuoso con el clásico. Por otra parte, lo intenta con una subtrama nueva, la del escritor en la residencia, como figura refleja del propio F. Scott Fitzgerald. Su tributo personal a un escritor dispuesto a escribir la novela del siglo XX y que murió sin saber de sus logros. Es cierto que el homenaje a veces cae en simplezas tales como las de plasmar en pantalla bonitas caligrafías o tipografías clásicas, más que en precisamente, buscar la esencia que hace de esta obra un clásico. Tampoco podemos pedir tanto.

Lo que ha hecho Luhrmann es otro exceso del Hollywood clásico. Planos imposibles, artificiales, deslumbrantes. Una espectáculo en la línea de Moulin Rouge, aunque lejos de su calidez y emoción. Momentos de aplauso como la presentación de Gatsby; secuencias potentísimas como las de carretera. Ha dado una gran fiesta que se celebra en cada sala de cine. Luhrmann es al fin y al cabo un Jay Gatsby, dando fiestas llenas de excesos y con un concepto romántico ingenuamente positivista; alguien dispuesto a hacer cualquier trampa para conseguir su objetivo, que persigue con verdadera fe.

Y por supuesto, una estupenda banda sonora que aunque, en su mayor parte imita el toque de los años 20, está compuesta por los reyes del mainstream actual. Muy buenos temas como No Church in The Wild de Jay-Z y Kanye West; la versión retro del Crazy in Love de Beyoncé o Lana del Rey que suena varias veces en diferentes versiones. Todo encaja perfectamente en el frenético esplendor de la película. He echado en falta a Lady Gaga, en la banda sonora y en escena.



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