Crítica de la película Avatar por William Munny

James Cameron es el nombre que se va a repetir más en los medios de comunicación a la hora de presentar este film de 14 años de preproducción, lenta, tranquila, investigadora, como a él le gusta. El director que cada década sorprende y deja atrás todo lo descubierto anteriormente viene con ganas de hacer del realismo y la plasmación de los detalles con la óptica un hito que nadie pueda alcanzar hasta que sencillamente le imiten. No nos importa como lo consigue y además aunque intentáramos comprenderlo no lo entenderíamos, pero lo que nos impresiona es su constancia y su poder, el que hace que todo el mundo haga caso a pies juntillas de forma que al final consigue el objetivo, una película de órdago.

Pero apartando esto, el ímpetu de un genio por mostrar siempre algo mejor, no nos olvidemos de lo que representa su filmografía, una especial manera de ser comercial, comercial en la esfera de lo extraordinario, un comercialismo que merece la pena porque ofrece más que insinúa. Si ese mundo al parecer tremendamente místico y mágico, ese lugar donde es necesario mostrar el entorno de esa manera tan novedosa para que merezca la pena es tan expléndido como parece que es puede que encima nos entretengamos además de maravillarnos. Éste director es un auténtico artesano de la imagen, un innovador al que le gusta escandilar en pantalla. El cómputo global, una trepidante, bella y arrebatadora sesión de cine en sala. Si estuviera en la edad media haría sencillamente nuevas catedrales.

Así pues, preparémonos para un lugar especial, el de nuestros corazones, de nuevo secuestrados por algo grande, por algo grande que representará un cambio en el cine, al igual que el personaje que nos presenta, un ser que seguro tiene marcados rasgos de humildad, de fuerza, de positivo cabalgar por los mundos que le rodean en busca de un heroismo al servicio de un guión que haga soñar.

Sam Worthington (Terminator Salvation) será el encargado de ser el protagonista total de esta película de ciencia-ficción, que tratará de ir más allá de la aventura y mostrar un ser humano del futuro pero que siente igual, que necesita de las mismas mentiras, como ya mostró Blade Runner, quizás éste film nos deje sensaciones similares, salvando las distancias. Zoe Saldaña (Star Trek XI), Sigourney Weaver (Héroes Imaginarios), Michelle Rodríguez (Batalla en Seattle), Giovanni Ribisi (Enemigos públicos) o Stephen Lang (también en Enemigos públicos) serán los encargados de acompañar esta reflexión triunfadora de taquilla.

Al final, lo más importante en una película cinco estrellas es el conjunto, todo lo que ofrece y en esta es posible que su final tenga más importancia que en ninguna. No espero poca cosa pero sí que me acojo a la duda, ya que en lugar de entrar en un espacio poético donde las metáforas sirvan de lección o muestra de moraleja sentida, puede que James no se atreva, no quiera dar el salto definitivo, no quiera ser tan lanzado que nos haga pensar, dejar la película en un punto filosófico que haga más daño intelectualmente. Puede que solo se atreva a sugerirlo, puede que quiera el comercio total y punto. Puede que a pesar de ello simplemente sea un gran paso para la historia del cine técnico, que no es poco.