Crítica de la película El tren de las 3:10 por Iñaki Ortiz

El western está claramente en desuso, cada vez es menos habitual encontrar en nuestras carteleras títulos pertenecientes a este género. Esto se debe, ante todo a la sobresaturación que llegaron a sufrir las películas del Oeste. Con cuatro perras y un par de caballos y los sombreros de la anterior producción se rodaba cualquier porquería repleta de clichés. Por mucho que hiciera Segio Leone por renovar el género, finalmente murió. Además de la saturación, el western es bastante cerrado en cuanto a desarrollo. Lo que vino después fue aprovechar las estructuras dramáticas del western para incluirlas en otros géneros.

Sin embargo, James Mangold ha decidido enfrentarse al western más puro. De hecho, se trata de un remake de una película de 1957 con el mismo nombre, basada en una historia corta de Elmore Leonard (el de la novela de Jackie Brown). Curiosamente, lo que en aquel entonces pudo ser una visión diferente del género, ahora es un voluntario retorno a los clásicos. Eso sí, es de suponer que el director le otorgue un ritmo ágil y una energía más propia de nuestros tiempos.

Mangold es un director bastante irregular, que lo mismo rueda una interesante En la cuerda floja como nos sonroja a todos con Identidad. Realmente no tiene ninguna gran película. Creo, sin embargo, que puede adaptarse bien a este proyecto. Peor espina me dan sus guionistas, que no tienen una filmografía demasiado prometedora. Confío en que al tratarse se una adaptación de una historia que además ya ha sido llevada al cine, no lo estropeen demasiado. Además, simplemente, tengo buenas vibraciones.

En todo caso, está claro que el punto fuerte será la pareja protagonista. Russell Crowe es todo un peso pesado de la interpretación, poco hay que comentar sobre él. Además, sin duda este es un papel que estará perfectamente ajustado a su medida. El otro es Christian Bale, el actor del momento por interpretar al hombre murciélago. Bale es un actor con un nivel de implicación increíble en sus proyectos. Confío en que dé el todo por el todo.

Lo cierto es que si bien el western es muy cerrado y es difícil conseguir interesar al público de hoy en día, también es verdad que su dramatismo tan básico puede ser aprovechado para conseguir una obra directa y sin rodeos que no se pierda en florituras innecesarias. Obras maestras como la relativamente actual Sin Perdón lo confirma.