Crítica de la película El secreto de Vera Drake por Iñaki Ortiz

El té y la sala de interrogatorios


5/5
10/03/2005

Crítica de El secreto de Vera Drake
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película A mí por lo menos, la película me emociona. El momento anillo equivale a mil desgracias de “El Pianista”, a mi parecer. Estoy a favor de este tipo de detalles menos de martillazo, pues a estos otros mi mente se cierra y no quiere saber nada. Con esto, alguno podría decir que sacar faltas a la película sería decir “soplapolleces”, y puede ser cierto, porque la película es muy emocional, pero no voy a dejar pasar algunas cosas que no me han terminado de convencer.

Para empezar, los personajes. Quizá estan demasiado contrastados, está la cuñada sin sentimientos (que en ocasiones es exageradísimo). Está la malvada mujer que le consigue las chicas y que cobra sus dos guineas, ¡que malvada! Y por supuesto, la extremadamente bondadosa señora Drake. A esta última la puedo pasar, pues se puede enfocar de la siguiente manera: “de todas las mujeres que se dedicaban a eso, quiere contarnos la de una mujer que es un primor”. En todo caso, tanto contraste le da un toque un tanto ingenuo a la película.

Otra cosa que no me ha gustado es el final. Se puede decir que la historia no da lugar a mucho más, pero no me vale. Fijémonos en “El aviador”, ahí el final no viene dado por el argumento, pero el guión hace un nudo de cierre. Aquí no lo hay. Aunque tampoco se echa demasiado en falta.

Creo que ya lo comentaba en la precrítica, este director me gusta por como te cuenta la realidad. La forma en que se enamoran ese par de “pocasangres” que son la hija y su pareja, es maravillosa. Una forma de meternos en ese mundo familiar con humor enternecedor. La forma en que Vera pasa de un trabajo a otro sin inmutarse, manteniendo sus formas amables y sus sonrisas. El hijo con sus amigos. Todo nos sirve para ver que es una familia normal, con los problemas y las alegrías de cualquier familia. Esto último se suele hacer muy mal, pues es difícil encontrar un equilibrio entre interés y realidad. La mayoría, o bien se pasan de dramáticos, o bien te cuelan un tostón. Este es uno de los sentidos que más me interesa de la película. Como la reciente “Entre copas” cuentan cosas comunes, problemas de relaciones, etc. Y lo cuentan bien. Tal es la realidad, que es muy embarazoso cuando la policía entra en la casa, con toda la familia esperando. Resulta real, y por ello más intenso.

También me parece interesante observar las diferentes reacciones de las pacientes. Desde las calladas, hasta las alteradas, y sobre todo la de esa chica despreocupada que ya lo ha hecho otras veces. Me gusta el personaje del policía, alguien que, posiblemente por encontrarse en contacto continuo con el mundo más oscuro, es comprensivo y pronto averigua la motivación de Vera, algo que seguramente sería mucho más complicado para aquellos que desde un mundo menos oscuro dictan las leyes.

Y me gusta la forma con la que Leigh rompe las normas. Su forma de contar las cosas se sale de las estructuras prefijadas y de los caminos andados. Esto, ya lo he dicho otras veces, me gusta mucho. Por ejemplo, en un tiempo en que las elipsis están tremendamente valoradas, Leigh decide prescindir de ellas en muchos momentos. Cualquier otro nos evitaría escuchar la misma historia varias veces, avanzando directamente al final de la escena. Pero aquí vemos escenas en las que ya sabemos lo que se va a decir, pero no importa, porque lo que más le interesa al director, creo yo, son las relaciones personales, y para ello es importante ver como reaccionan las personas. Como se hablan y como se escuchan.

Una película tranquila y que llega.
Una película que tiene el té de la tarde y la sala de interrogatorios, y los tiene muy bien conjugados.


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