Crítica de la película La batalla de Hadiza (Battle for Haditha) por Keichi

En el infinito círculo de la violencia


4/5
03/10/2007

Crítica de La batalla de Hadiza (Battle for Haditha)
por Keichi



Carátula de la película Hablar de las repercusiones de Irak en la vida artística del momento es referirse a las innumerables revisiones cinematográficas del género bélico que -a imagen y semejanza de un fenómeno en el que ya participaran en su día Apocalipsis Now o, en el género del Western, Bailando con lobos- tratan de dar la vuelta al concepto del chico bueno norteamericano, es decir, del héroe de guerra. Cuando esto ocurre, corremos el riego de caer fácilmente en los tópicos. Así pues, ¿cómo es posible conseguir un resultado completamente objetivo?

Nick Broomfield se ha propuesto con Batlle for Haditha realizar una recreación lo más veraz posible de un dramático hecho ocurrido en el marco de la guerra de Irak. Ya desde un primer momento se nos desvela el devenir de la historia y se pasa a un complejo análisis de todos los implicados. Las veinticuatro horas previas al atentado sirven para hacer un seguimiento bien diferenciado de dos grupos de personas en principio antagónicos: los marines implicados en el incidente y los insurgentes autores del atentado. La figura del cabo Ramírez sirve de arquetipo al marine americano, mostrando el lado humano de unos hombres entrenados para matar, mientras que las motivaciones de los musulmanes quedan bien claras desde un primer momento. Asistimos pues a un estudio previo de los personajes, estrictamente necesario para narrar lo que viene a continuación. Pero el film también se toma su tiempo a la hora de presentarnos a los civiles que posteriormente serán masacrados, simples ciudadanos completamente ajenos a los tejemanejes de los terroristas y los marines, que tienen la desgracia de estar en el lugar y momento equivocados, aunque como vemos más tarde su presencia no sea del todo casual.

Una de las claves del film radica en el modo en que está rodada toda esta historia. Broomfield se sirve de los mecanismos del documental, que tan bien conoce, para hacer de su drama bélico un producto lo más realista posible, gracias sobre todo a la cámara al hombro. En efecto, la fotografía del film hace de Battle for Haditha un producto perfectamente creíble, aunque quizás peca de ser demasiado luminosa en determinadas ocasiones. La excelente recreación de ese Irak en absoluto estereotipado, a través de estampas desérticas, le ayuda mucho en esa labor, como también lo hace el hecho de que los interpretes del film no sean auténticos actores sino verdaderos veteranos de guerra. No sirve de tanta ayuda la banda sonora que acompaña en ciertos momentos a las imágenes, por otra parte francamente prescindible. El contraste musical entre los ritmos árabes y el rock duro para representar a ambos bandos es de lo más predecible.

El punto culminante de la película es la anunciada escena de la masacre. El director no escatima en recursos a la hora de mostrárnosla en toda su crudeza, realizada con la efectividad y el orden de una maquinaria de guerra pero a la vez dando a entender que la venganza es un sentimiento humano, no justificable pero si comprensible. Cuando nos muestra el miedo de los soldados, Broomfield está enseñando al espectador el interior de alguien sometido a una inmensa presión, una autentica olla a punto de explotar en cuanto salte una mínima chispa, en este caso el atentado que acaba con uno de los soldados y deja malherido a otro. Es entonces cuando se desata la bestia y el hombre se convierte en un animal dominado por sus instintos más primarios, la ley del Talión. Aunque ejecutan su vendetta de una forma tremendamente disciplinada, los marines han sido completamente arrastrados más allá del velo de la cordura, y el regreso a la vida desde ese otro lado siempre termina por cobrarse un precio, en este caso una redención imposible que Ramírez tratará en vano de buscar en esa mano extendida hacia la víctima, ese gesto tan inútil como paródico. La pura contradicción hecha imagen.

Pero si en un principio Broomfield parece demasiado condescendiente con los soldados norteamericanos, también es cierto que otorga al espectador el beneficio de la duda sobre la verdadera naturaleza de quienes ponen la bomba que desencadena toda la tragedia. Una vez ve en que ha derivado el incidente, el desolado iraquí que, no lo olvidemos, accede a perpetrar el atentado por meros motivos económicos, no puede evitar arrepentirse de sus acciones. Cuando abraza a su hija, esas barreras que anidan en su conciencia parecen menguar por momentos. Aunque muchos hayan tildado a la película de maniquea, lo cierto es que no resulta fácil inclinar la balanza de la culpa hacia un lado u otro, resultando de hecho un trabajo moderadamente objetivo, sobre todo teniendo en cuenta las innumerables interpretaciones partidistas del conflicto que se han hecho últimamente.

No obstante, el mensaje es bien claro: mientras que los altos mandos del ejército y el jeque responsable del ataque aparecen representados como los auténticos artífices de todo, la cúpula del poder que mueve los hilos, el resto de implicados -civiles, soldados, los dos musulmanes que colocan la bomba- son meros títeres en manos de esas instancias superiores. Se trata de un poder que en ambos casos no se preocupa en absoluto por el destino de sus subordinados. Mientras que en el caso de los iraquíes esto es evidente, podemos apreciarlo claramente en el bando norteamericano en esa escena en la que Ramírez acude ante su superior pidiendo ayuda para sobrellevar las pesadillas que lo acosan. La respuesta del militar no puede resultar más esclarecedora. La mención al resultado final del juicio que sigue, mucho más tarde, a la masacre, es una perfecta representación de esa imparcialidad. ¿Quién es el héroe y quien el asesino? Y quizás no sea esto lo más estremecedor de todo si se tiene en cuenta esa terrible frase final que nos advierte de que en breve el soldado ya no sentirá nada.

No resulta fácil entrar a valorar una película como Batlle for Haditha. Bien es cierto que la temática se vuelve cada vez más repetitiva -véase, sin ir más lejos, la última película de Brian De Palma, recién premiada en Venecia- pero lo cierto es que el film de Broomfield trata de ahondar en las motivaciones de los personajes de manera bastante acertada. El objetivismo con el que lo ha hecho promete levantar más de una ampolla en todos los bandos y quizás sea eso lo más meritorio de la película, un film que traerá consigo la polémica y es de esperar que también la reflexión sobre un hecho terrible: El de la deshumanización del hombre en favor de la bestia.




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La batalla de Hadiza (Battle for Haditha) en festivales: Festival de San Sebastián 2007 , Festival de Toronto 2007




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