Crítica de la película Eragon por Iñaki Ortiz

Épica de descampado


2/5
24/12/2006

Crítica de Eragon
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Lo bueno de este estrepitoso fracaso es que, al estar anunciado con luces de neón, a uno no le duele tanto. Los puntos débiles los conocíamos, un director de pega y un presupuesto que se queda muy pequeño. La dirección, como es natural se doblega completamente al servicio de los efectos especiales. Ya no sólo porque sea el primer oficio de este director, sino porque es su única esperanza. Componer imágenes de batallas de la manera más optima económicamente e intentar marear un poco con los vuelos aéreos, cosa que hay que decirlo, está bastante conseguido. Pero claro, atmósfera ninguna y emoción muy poca.

Se la nota precaria continuamente, vemos a los protagonistas cabalgar de un lado a otro por campos abiertos, poco vistosos y nada exóticos, sin tener ninguna sensación de cambio de escenarios. Un ir y venir constante. Una aldea de poca monta con un par de casas. Unos aprendices de Nazgul que tienen menos entidad que un macarra de barrio, con unos efectos horribles de bichos en la cara.

¿Qué decir sobre el guión? Era la única posible esperanza pero ha sido entrañablemente malo. La historia, y cuidado que aquí necesariamente arremeto contra el libro, es un preparado a base de un montón de obras del género: “El señor de los anillos” (en primer lugar como referencia escandalosamente evidente y muy abundante), “Willow”, “La guerra de las galaxias”, etc. Y viene a contar lo de siempre pero más fácil. Lo que viene a ser el caso claro de bestseller. Comparte con estas y otras obras estructura, situaciones y sobre todo actitud. Si en “Harry Potter” la mezcla de géneros es tan variada y sorprendente que resulta un producto refrescante, en “Eragon” vemos la demasiado evidente comparación y en este caso es más que odiosa. Para colmo, o quizá por suerte, la adaptación se adapta al reducido metraje para no cansar al personal.

John Malkovich, de quien podía sorprender su participación en este subproducto, ha tenido la audacia de salir muy poquito. Ha hecho lo suyo muy bien, apenas sin hablar y lo han usado para promover la secuela. No se puede decir lo mismo de Robert Carlyle, de quien se abusa a sabiendas del mal momento de su carrera, con un personaje grotesco con el que el actor hace lo que puede con muy buena voluntad. Mención especial a Jeremy Irons que, al parecer, ha querido resarcirse de su absurdo personaje en “Dragones y Mazmorras” y aprovecha su largo papel para interpretar a un fiero caballero de alma noble y de aspecto pordiosero. Está muy bien en esa versión de Aragorn. El protagonista, sin embargo, nos ofrece un personaje soso, sin un ápice de energía ni presencia.

Una tontería. Entrañable, eso sí.



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