Crítica de la película Munich por Romulo

Gracias, Spielberg


5/5
04/02/2006

Crítica de Munich
por Romulo



Carátula de la película Debemos dar gracias al Steven Spielberg cineasta por tener la valentía de abandonar su cómodo sofá de director de infalibles blockbusters para pisar un terreno resbaladizo donde sabes que, rara vez, las mayorías te dedican sonrisas. Y le debemos más y más agradecimientos al Steven Spielberg judío, por tener la osadía de renunciar al apoyo sencillo de los suyos y colocarse en el centro de la calle, en el fácil punto de mira, también, del "enemigo".

Spielberg es absolutamente todo menos simple y condescendiente. No hay objetividad posible en esta jungla. No buscamos eso, ni tampoco él. Su sabiduría está muy por encima de errores tan básicos. Spielberg se planta con su cámara en el centro exacto de la calle y mira a unos y mira a otros. Y les hace mirarse entre ellos. Y les hace verse en su propio reflejo. Y nos hace ver. Y vaya si vemos.

Y vaya si sufrimos. Poquísimas películas me han angustiado tanto en una sala de cine como esta 'Munich'. La cámara al hombro, la fotografía tan adaptada a los años en que la historia si sitúa, con esos blancos tan quemados... todo eso se erige en instrumentos infalibles que Spielberg usa como nadie para hacernos llegar la terrible realidad de cada situación, de cada escena, de cada asesinato, para ponernos el corazón en la boca de la garganta. Insisto: reconozcámoslo de una vez por todas, por favor, con UNANIMIDAD: Spielberg narra COMO NADIE, maneja las sensaciones del espectador COMO NADIE. Somos muñecos en sus manos y así, solo así, empezamos a comprender la insalvable situación de su protagonista. O más bien empezamos a dudar, junto con él.

Y, desde luego, me ha supuesto una satisfacción salir del cine y darme cuenta que discutía con un amigo acerca del significado real del epílogo, esa enigmática escena final que Spielberg sitúa en Nueva York. Son muchísimos los méritos estéticos, técnicos, artísticos de la película (incluso yo le puse una pega a un par de secuencias; nada importante, simples "yo no lo habría rodado así"), pero uno finalmente no habla de eso, aunque lo comente. La conversación, inevitablemente, se dirige a donde se tiene que dirigir. A eso que Spielberg ha querido contarnos.

No tengo otra manera de cerrar esta crítica. O, quizas, sí, una: Dejar bien claro que me revienta, me jode, leer ahora críticas convencionales y comprobar que nadie tiene los cojones de darle las cinco estrellitas de marras. Todos con sus cuatro castrados asteriscos. Sí, todos dicen que muy bien, qué huevos tiene Spielberg, bravo por él... pero nadie pone lo que tiene que poner. ¿Qué pasa? ¿Es que os sigue jodiendo reconocer la maestría de Spielberg? Da igual. No os necesita, plumillas. La historia recordará a quien lo merece.


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