Con la esperpéntica Batman y Robin murió la vieja saga iniciada por Tim Burton, que Joel Shumacher jamás supo hacer suya. No creo que haya espectador que quedase satisfecho con aquel despropósito. Christopher Nolan, un director siempre inteligente, remodeló todo lo concerniente al personaje, dándole un tono más realista, inspirándose en parte en los trabajos de Frank Miller de hace ya años. Consiguió un Batman moderno, maduro, más interesante y mejor trabajado. Hizo borrón y cuenta nueva y empleó media película en contarnos como se forjó el personaje. El resultado fue una de las mejores películas de acción de la época, muy alejada de la morralla de adaptaciones de cómic que nos viene azotando en los últimos tiempos. Supuso además, la mejor película que se ha rodado hasta la fecha sobre el hombre murciélago.
Ahora llega la segunda parte, y el reto es realmente muy difícil. Mientras que a Batman Begins, se lo habían dejado muy fácil para superar los precedentes, ahora el listón está mucho más alto. Además, ya no es posible romper con lo anterior, reestructurar. Es momento de seguir una línea marcada y construir sobre ella. Tampoco es posible, o al menos es difícil, postergar la acción hasta una hora en el metraje. Algo tiene que ofrecer Nolan, y sospecho que ese algo será calidad.
El equipo viene a ser el mismo. Guionistas, fotografía, banda sonora...La mayoría del reparto se mantiene. Christian Bale, uno de los mejores intérpretes de su generación, y desde luego, uno de los más entregados, repite como Batman. Hasta ahora ha demostrado ser el mejor de todos. Uno de los cambios notables es el de Katie Holmes que es relevada en su personaje por la muy superior Maggie Gyllenhaal. Todo un acierto eliminar de un buen reparto a la actriz que estaba fallando.
Entra Aaron Eckhart (La dalia negra) en uno de los papeles importantes, y como no el recientemente fallecido Heath Ledger, quien fuera vaquero gay en Brokeback Mountain y que ya se ha convertido en leyenda al morir después de rodar esta película. Nunca el Joker pudo ser más macabro. Era un gran actor que podría habernos dejado buenas películas y que, seguramente, se habrá lucido en su último papel.
Si en la anterior entrega, Nolan reconstruía completamente la figura de Batman, es más que probable que esta vez haga lo propio con el Joker, seguramente restándole componente cómico y circense, volviéndole más sádico y siniestro. Es posible que esta vez la inspiración llegue de uno de los comics de Batman más valorados, La broma asesina de Alan Moore. Sería, en mi opinión, un gran acierto. La gran baza de esta nueva entrega es la del personaje de Joker, por su carisma, su juego y su pasado; aunque atención al resto de los villanos.
Confío en la inteligencia de Nolan, que sepa hacer una segunda película, menos rompedora pero más trabajada y quizá más redonda. También más intensa. Veremos. Otra cita ineludible para este verano.