Crítica de la película El caballero oscuro: la leyenda renace por Iñaki Ortiz

Más es menos


4/5
21/07/2012

Crítica de El caballero oscuro: la leyenda renace
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película No puedo evitar impregnar esta crítica de una profunda decepción, al confirmar que The Dark Knight Rises no está, ni mucho menos, a la altura de las dos entregas anteriores, y por lo tanto supone un cierre a la trilogía muy poco satisfactorio. El principal hilo argumental de la saga, centrada primero en la creación del héroe y después en sus implicaciones morales, es aquí aplastada como una serpiente que sucumbe bajo la bota de un Christopher Nolan que ha querido doblar la apuesta con lo que ha considerado un nivel superior: la guerra. Desgracidamente, desde que la ley marcial sacude Gotham - hasta entonces no iba nada mal la película, detalles aparte - todo interés que pudiera haber en cuestiones precedentes (la mentira de Harvey Dent, las cuestiones morales del justiciero enmascarado, incluso el recuerdo de la muerte de Rachel) quedan obsoletas de golpe ante una situación de excepción donde todo eso importa ya poco. En cierto modo, Nolan ha sufrido el síndrome de JJ Abrams: ha huido hacia delante. Y como le suele ocurrir a aquel, se le ha ido de las manos. La batalla ha sido mayor que nunca, la trama ha concluido, pero dramáticamente no se han cerrado ninguno de los planteamientos de las anteriores.

Por otra parte, ninguno de los personajes tiene un peso suficiente como para conseguir apelar a la emotividad del espectador. Los hilos narrativos, tan escrupulosamente tejidos en la segunda entrega y tan elegantemente desordenados en la primera, están algo descuidados, con varias cuestiones abiertas y algo inconclusas. Todo esto hace que la película no se pueda disfrutar a los niveles de las anteriores entregas y se quede en una virtuosa y muy pontente película de acción / superhéroes con algunos elementos brillantes. No es poco y al mismo tiempo debería ser mucho más.

Pero vayamos con los bueno, para no dejar mal sabor de boca después de leer esta crítica. El director ha decidido cambiar de tono, de género y de estilo, de la misma manera que hizo de la primera a la segunda entrega. Ha sacrificado cierta magia en sus imágenes en favor de un tono crudo y mucho más realista, más urbano. Vuelve a flirtear con los géneros. Primero nos ofrece un relato novelesco, casi gótico, con ese millonario misterioso que es una sombra en la azotea. Después, juega con el mito épico, en esa cárcel imposible que parece estar horadada en otro lugar y en otro tiempo, con sus presos casi monjes. Una opción atrevida que quizá resulte excesiva dentro de esta historia, La liga de las sombras se ha pasado un poco de rosca. Como metáfora del ascenso del personaje, bastante burda. En todo caso, el tono es atrevido y original. Finalmente, y esto es lo más logrado, el bélico. Nolan ha querido transmitir la angustia de la ciudad sitiada, de los racionamientos, de la opresión militar. Planos bajo la nieve, que nos recuerdan a algunos momentos duros de la vieja Europa. La situación límite está perfectamente dibujada con pocos retazos.

Por otro lado, en su largo metraje también le da tiempo para observar la situación mundial actual. La crisis financiera; los movimientos espontáneos del pueblo; y los pequeños tiranos que pretenden amortizar la falta de fe en el sistema y la corrupción de la clase política. Caben muchas interpretaciones, pues más que plasmar un mensaje o dar un opinión, se limita a hacerse eco del ruido de la realidad.

Ya he comentado antes la falta de peso dramático de los personajes, pero eso no quiere decir que no tengan fuerza. Especialmente potente me resulta el de Bane, que ya desde esa primera escena absolutamente espectacular - parece una escena de Origen - desde que oímos su voz inquietante bajo la capucha y descubrimos ese gran trabajo de Tom Hardy (convertido, por cierto, en una mala bestia), sabemos que nos encontramos ante un terrible contrincante para nuestro héroe. Presencia imponente, modos aterradores. Un excelente villano, al que no le falta su momento de corazoncito.

Por otra parte, se disipan mis mayores temores: Catwoman se libra la de su vertiente más hortera sin perder su esencia. Anne Hathaway sabe ser la mujer gato desde su primera aparición, mucho antes de enfundarse el traje ceñido, con unos movimientos felinamente sexys. Derrocha seguridad, sensualidad y carisma. Gran elección. Eso sí, ninguna química con Batman, la historia de amor es otra de las cuestiones descuidadas de la película. Joseph Gordon-Levitt se lleva, como en otras ocasiones, el premio a la interpretación más interesante. Asociado al aspecto más prosocial de la historia, consigue, a pesar de los problemas de guión, los momentos más humanos.

Para terminar, ¿ha muerto el héroe? Está claro que en este sentido, Nolan quiere ser ambiguo. Por un lado, me ha hecho caso cuando pedía una muerte heroica del personaje, que en todos los sentidos era lo mejor para la historia. Por otro lado, no ha querido - o no ha podido - ser tan tajante en esta finalización y ha incluido una apostilla final, que como en Origen, nos deja con la duda entre la ensoñación o realidad. Una opción intermedia, para una buena película que queda muy lejos de sus dos grandes aportaciones al mundo del hombre murciélago. Una pena.



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