Crítica de la película Eva por Hypnos

Mucha forma para poco contenido


3/5
23/04/2012

Crítica de Eva
por Hypnos



Carátula de la película Es Eva una de esas películas en las que uno ve a los actores, uno ve la ambientación, uno ve el acertado uso de los paisajes nevados, de los efectos especiales, y el estilismo en especial que lo engloba y no está pensando en nacionalidades, pero sucede que, a pesar de contar con hasta cuatro guionistas, uno empieza a escuchar cómo hablan los personajes y sabe perfectamente que es cine hecho en España. Tiene diálogos de cine español. A mí este tipo de cosas me molestan bastante cuando estoy viendo una película. Frases perfectamente situadas para, desde una falta de naturalidad total, ser voceros de información al espectador. Un ejemplo de esto está en el reencuentro entre el personaje de Brühl y Amman:

- ¿Llevas mucho esperando?

- No, sólo diez años.

Y es que la idea de esta película es buena, pero no está lo suficientemente pulida. El intento de crear un halo de misterio sobre la verdadera condición de Eva es un torpe ejercicio de suspense que no está justificado. Desde el primer minuto que se ve a Eva sabemos que es un robot. Tampoco el descafeinado trío entre los protagonistas resiste el hecho de que la idea es buena pero que está alargada para que encaje en la regla de largo de 90 minutos.

Como toda historia de ciencia ficción tenemos las escenas en las que desde la cotidianeidad se van explicando las reglas de "ese" mundo al espectador, pero una vez sucede eso, la película entra en una fase en la que uno no entiende por qué no se acelera el devenir de acontecimientos. Nos entretenemos viendo los espectaculares efectos especiales pero esperamos sentados a que se dé continuidad a la escena inicial (otro error que considero el hecho de contar gran parte de la película por medio de un flashback). Nos quedamos con ganas de mayor complejidad, no ya en la trama, sino en los propios personajes, con una colección de escenas efectistas como la del baile con Life on Mars Space Oddity (gracias a esa fan de David Bowie por la corrección) y la decisión de Brühl, más en la línea de un videoclip, que de la coherencia del pasar de escenas de un largo.

Todo da paso al final largamente esperado y ansiado en el que se hace la pregunta final, bien montado y engarzado y en el que se consigue el efecto y sentimiento buscado.

Una película con claroscuros, con una soberbia interpretación de Lluis Homar, con un interesante acercamiento a cuestiones filosóficas y éticas relacionadas con la inteligencia artificial y una estupenda recreación y ambiente, pero con demasiados lastres de narrativa, estructura y diálogos para los escasos 90 minutos que dura.




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