Crítica de la película Elizabeth: La Edad De Oro por Romulo

No sabe a lo que juega


3/5
11/11/2007

Crítica de Elizabeth: La Edad De Oro
por Romulo



Carátula de la película A Elizabeth: La edad de oro le interesa únicamente su protagonista. Esto, a priori, no tiene por qué ser ni bueno ni malo. Es más, tenerlo claro es bueno, diría. Pero el problema es que no acaba su director, Shekhar Kapur, de tenerlo claro del todo. O cuando menos tiene miedo de dejar otras cosas en el tintero. Y ahí acaba por resbalar definitivamente.

Kapur tiene claro que quiere conducir su película hacia la victoria de las naves británicas ante la Armada Invencible de Felipe II. Ese ha de ser el cierre de su película. Sin embargo, durante gran parte del metraje, durante casi la totalidad del mismo, Kapur juega únicamente a retratar a Elizabeth desde fuera hacia dentro. Insisto, esto no sería malo, sino fuera porque luego Kapur parece querer contarnos algo más. Y no lo hace.

Por eso tenemos esos inservibles y maniqueos insertos con Jordi Mollá haciendo el canelo poniendo cara de bobo fanático, cojeando como Felipe II. Me recordó -juro que no exagero- a las apariciones del malo maloso del Inspector Gagdet. Aparece con el gato en la mano, recordamos que él es el villano y volvemos al Inspector Gadget. Algo así ocurre aquí con Felipe II.

Porque si lo que importa es Elizabeth, entonces no pasa nada porque Felipe no aparezca. Y si aparece, que no tiene por qué ser un error, debería hacerlo en momentos puntuales en los que la acción influya directamente en lo que, posteriormente, tenga que hacer o que decir la reina inglesa. Pero no es así; de cada acción española nos enteramos siempre por palabras de los súbditos de Elizabeth; luego, de tanto en cuanto, sale Mollá y pone cara de pánfilo devoto.

Lo mismo pasa con la batalla. La idea de centrar la película en la lucha de Elizabeth entre sus sueños de libertad y su deber hacia su país (su "hija") puede tener un broche perfecto en la asunción de que, ante todo, efectivamente, ella debe actuar como la madre de Inglaterra, tras la consecución de la victoria naval. Pero, al final, Kapur no sabe a lo que juega, no se atreve a dejar fuera lo que tiene que dejar fuera, y por eso nos mete esa indefendible escenita con Clive Owen saltando al mar en el último momento tras su momentito de héroe de película.

La consecuencia, además de la inevitable indefinición, es un estúpio simplismo a la hora de mostrar en pantalla según qué episodios y, claro, el maniqueísmo impresentable con que dan carpetazo a los personajes "de fuera". Empezando por el citado rey de España.

Fuera de esto, no quiero olvidarlo, la película tiene muchas virtudes. Visualmente tiene momentos realmente destacables (si bien algunos planos de batalla son un tanto pobres; no así los navales); los dos planos con los que María Estuardo se arrodilla para luego ser ejecutada son de quitarse el sombrero. Y más allá de lo vergonzoso de la escenita heroica de Clive Owen en la batalla, la casi onírica imagen del caballo blanco que salta de cubierta para buscar refugio en el mar sorprende por la lucidez lírica que ofrece en ese instante tan oscuro.

De todos modos, también en lo visual se le podría reprochar a Kapur ese ansia de filmarlo todo con una intensidad casi agobiante, como si cada plano fuese el momento culminante de su película. Como prueba de esto, sin ir más lejos, está el buen nontonazo de veces en que el realizador cierra sus escenas con un plano largo y voluntariamente sostenido, acompañado de un intenso crescendo de la banda sonora (demasiado enfática casi siempre, por cierto), como pretendiendo dejar claro la trascendencia de lo que acabas de ver y, de paso, anunciar que viene un plano relevante, que no te lo puedes perder, ¡permanece atento! Le falta algo de reposo a Kapur y, por consiguiente, a la película.

Pero, claro, lo mejor de Elizabeth: la edad de oro es ella: Cate Blanchett. Sólo puedo decir que Cate Blanchett es la mejor actriz del mundo. Lo que hace en esta película es fabuloso, fascinante, hipnótico. Seguramente este año le darán el Óscar por su trabajo en I'm not there pero tranquilamente se lo podrían dar por esta interpretación. Ofrece matices y niveles en cada simple gesto que deberían avergonzar a sus compañeros de plano, de escena, de reparto. Está muy por encima de prácticamente casi todos los actores del momento. Poquitos pueden decir con justicia que están en su misma liga. Es única.




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Elizabeth: La Edad De Oro en festivales: Festival de Roma 2007 , Festival de Toronto 2007




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