Crítica de la película El desafío: Frost contra Nixon por Obi-Wan

Potencia en lo fácil


3/5
24/02/2009

Crítica de El desafío: Frost contra Nixon
por Obi-Wan



Carátula de la película Es una lástima que una película que podía haber sido muy grande, se quede corta y chirríe en algunos aspectos. No quiero que sé malinterpreten mis palabras, porque la película está bastante bien. El duelo interpretativo que consiguen los personajes de Frost y Nixon en algunos momentos es bestial, pero tiene muchos puntos en los que flaquea, como al intentar describir a estos mismos personajes o con las entrevistas a modo de falso documental. Pero no quiero correr, vamos por partes.

Como no podía ser de otra manera, la película empieza con un popurrí de imágenes de archivo para centrarnos en el caso Watergate. En el fondo, como podría haber sido cualquier otro tema (aunque este le da mucho mas morbo al asunto, hay que reconocerlo), la trama se centra en dos personajes opuestos. Richard Nixon, afrontando un escándalo que le hizo abandonar la Casablanca y David Frost, un afamado presentador británico. Pero enseguida se ve poco riesgo por parte de Ron Howard. Casi se adivina que ha apostado por las partes más potentes de la obra teatral y las ha magnificado, ha potenciado sus momentos álgidos y ha rellenado el resto.  Resulta pobre como se describe a Frost, que podría haber sido un poco más exprimido en su faceta de gigoló o de frívolo.

Las entrevistas, cumplen la misión de darnos los puntos de vista más personales, más punzantes. Pero me es inevitable pensar que es un mecanismo al que se ha visto obligado Howard para inyectarle el dramatismo necesario y la visión de los personajes que engloban la trama, que por si mismo era incapaz de mostrarnos.

El montaje es perfecto, ya que no deja relajarte durante sus dos horas de duración. La interpretación de Frank Langella es soberbia. Un poco a la zaga, quizá por el personaje mucho menos solemne, le sigue Michael Sheen, que sin embargo consigue igualar el duelo en muchas escenas, con un gesto entre incisivo y bobalicón.

Por último, el inevitable desafío. Con más clase que en muchos otros títulos, pero que inevitablemente se reduce al típico David contra Goliat y a mantener el suspense en saber si el pez grande se comerá al chico o tornarán las vueltas. Sin saber como fue los sucesos reales, no cabía la menor duda que en el tercer asalto saltaría la liebre.

Una buena película, no cabe la mejor duda, pero con escollos y baches, que me han resultado difíciles de salvar.  Quizá Howard, no fuera el más indicado para este proyecto. Con un poco más de valentía y de inconformismo, el resultado hubiera sido mucho mejor.




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