Crítica de la película Monsters por Iñaki Ortiz

Premisa coja


3/5
02/11/2010

Crítica de Monsters
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película La ventaja de un híbrido entre dos géneros dispares es, por un lado el contraste, y por otro, destilar lo mejor de la esencia de cada género. Esto es lo que casi se consigue en Monsters, y que conlleva algunos momentos muy buenos, el problema es que ha fallado una pata.

El contraste está ahí, es evidente. Cuando se nos presentaba como un Lost in translation con monstruos, no era un desatino. Ver de fondo los aliens sobrevolando, con una atmósfera más o menos hipnótica tiene su punto. Como en aquella película, una banda sonora elegante y bastante chill, en este caso compuesta con mucho acierto por Jon Hopkins (en el otro eran canciones seleccionadas), nos lleva a una atmósfera donde se puede sentir perfectamente la temperatura cálida de la noche, el sudor en la ropa, los olores de la selva. Y sobre todo, orquesta la creciente atracción entre ambos personajes. El broche a esta estilizada apuesta lo consigue esa última escena, donde los monstruos son los que conectan, como metáfora de sus propios espíritus, para - como no podía ser de otra manera- terminar separados por la fuerza en un final abrupto.

Todo eso está muy bien, pero como decía al principio, al buscar el híbrido, deben estar incluidos los ingredientes de las dos partes, y aquí no es así. Si bien, al principio, cuando aún no hay momentos peligrosos, la película funciona perfectamente, cuando los protagonistas y su entorno corren verdadero peligro, apenas es posible sentir una mínima tensión. Como ejemplo, la escena en la que los tentáculos atacan los coches, que recuerda enormemente a un ataque similar en Parque Jurásico, sólo que si en aquella, el mago Spielberg hace de las suyasy creaba un gran momento, aquí no hay apenas emociones, no sentimos el pánico de nadie, y el momento se vuelve frío hasta el extremo. Parece que siguieran viendo a los monstruos por televisión. El director, Gareth Edwards no sabe rodar suspense, mientras que domina el ambiente de un fotógrafo en un tren perdido en la noche.

Por supuesto, es evidente la falta de presupuesto, lo cual hace que tengamos una percepción de los monstruos, sólo como un efecto digital a lo lejos, no hay sensación de contacto. Eso no ayuda, pero tampoco es una justificación. Falta un montaje, una mirada bien incluida, un movimiento de cámara, una oscuridad... Pero quizá lo peor es que el desarrollo no se muestre de acuerdo con los hechos. Cuando tienes que sacar una máscara de gas de un cuerpo ensangrentado, no te apetece demasiado pensar en pirámides románticas. Ni te atreves a quedarte dormido en el exterior de una gasolinera. Los protagonistas se comportan como una pareja de americanos perdidos en un viaje complicado por latinoamérica. Punto. Los monstruos son simple adorno. El director no cree en su propio planteamiento, o no sabe llevarlo hasta las últimas circunstancias. Una pena.



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