Crítica de la película Shutter Island por Iñaki Ortiz

Sabrosas tostadas usando pan de ayer


4/5
22/02/2010

Crítica de Shutter Island
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Martin Scorsese se ha internado con esta película en los resbaladizos terrenos del thriller psicológico más gastado. Ante todo, y como peor defecto de la película, el espectador tiene que aceptar un enorme despropósito exageradamente inverosímil para poder disfrutar de la película. Me refiero al atrevidísimo tratamiento de choque que llevan a cabo los psiquiatras, que implica poner en peligro a toda la isla, pacientes y personal, con uno de los presos más peligrosos campando a sus anchas por la isla. El truco que da sentido a la película no se sostiene ante el más débil de los análisis, pero a cambio de pasar por el aro y aceptarlo, se nos regala una intensa y gratificante película repleta de detalles. En definitiva, mis temores se confirman y el novelista Dennis Lehane vuelve por los derroteros de Mystic River, y en lugar de romperse la cabeza y buscar una solución convincente a sus complicados problemas de guión, se conforma con que pasemos por alto su torpeza a cambio de sus otras muestras de talento dramático. No culparé a quien no lo acepte.

En cuanto a la verdadera identidad del protagonista, creo que a nadie que haya visto unos cuantos thrillers psicológicos se le habrá escapado desde casi el comienzo quién era y en condición de qué se encontraba en la isla. Por un lado, esta previsibilidad nos recuerda que nos enfrentamos a un guión algo trillado, que ya hemos visto este mismo desarrollo docenas de veces, pero por otro lado, es un alivio que el final no se nos muestre como una sorpresa engañosa, pues hay suficientes pistas, y mensajes claros en la película que demuestran honradez y que quieren centrarnos más en la inmersión psicológica que en la intriga. En este sentido, podemos observar muchos detalles que enriquecen la trama, y que ya podemos disfrutar en el primer visionado si hemos escuchado bien las pistas.

En la representación psicológica se luce el cineasta con una brillante creatividad a la hora de mostrarnos la tormenta interior del personaje. Aunque quizá el mayor valor se encuentre en la densísima atmósfera con esa banda sonora que golpea al estómago, ese montaje abrupto que rompe las normas formales para crear una sensación de inquietud, la fotografía siempre artificial y expresiva de Robert Richardson. La película consigue un verdadero nivel de expresión audiovisual, complementaria a la narración (o incluso independiente), en la línea de Pozos de ambición. Hay elementos Hitchcock, en la temática y en el contexto, también en cierto regusto retro, pero yo percibo mucho más peso de Kubrick, y en especial de El resplandor, en la forma.

Es una lástima que si en aquel entonces Kubrick recurrió al material más nuevo, el universo personal de Stephen King (ahora ya también gastado), Scorsese haya volcado todo su talento en un material menos rico, nada novedoso, al contrario, muy trillado. De no ser por esto, podríamos haber disfrutado de una película redonda, de una gran intensidad audiovisual y con un repartazo, donde todos los actores sin excepción, desde Leonardo DiCaprio hasta Jackie Earle Haley, realizan un trabajo impecable. Mala elección, brillante ejecución.



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