Crítica de la película Buried por Romulo

Toda una dinámica travesía


5/5
12/10/2010

Crítica de Buried
por Romulo



Carátula de la película Estoy leyendo, sorprendido, varias críticas que utilizan el manido argumento de "es que es todo dentro de un ataúd" para aplaudir abiertamente a Rodrigo Cortés (director de Buried) al tiempo que lo emplean para justificar un lapidario "pero, bueno, no pasa de ser un experimento", como no queriendo dar un paso más en el reconocimiento de lo que, a mí, me ha parecido un thriller la mar de entretenido, rítmico, con algo de Hitchcock (pero lo justo), muy tenso, con picos de considerable agobio, y perfectamente narrado. ¿Qué más hay que pedir?

Un amigo me confiaba, después de verla él y aún sin verla yo, que "no es la película del siglo". Claro que no lo es. Pero en este contexto voy a ser yo, al menos aquí en Precríticas, quien le va a soltar las cinco estrellas porque, pese a un par de detalles, considero que sus méritos son inmensos... y no sólo porque sea "¡eh!, y todo sin salir del ataúd!"

Es cierto que el giro final se ve venir, y que incluso utilizar el nombre del otro teórico superviviente es hasta excesivo, pero es que es lo de menos ante ese dilatado pasaje final, que es poco menos que apabullante, con un dominio de los tiempos, de la narración, simplemente perfecto, como si de un veterano del género se tratase -y no, es un joven realizador que nos muestra aquí su segunda película.

Igualmente, Cortés se concede un par de paréntesis casi-oníricos, que hubiera podido evitar y que hay que perdonarle porque, por lo demás, no se permite (no nos permite) ni un descanso. Algo similar habría que decir del guión. Al revés que a Sherlock, me encanta que la película pronto nos diga que los elementos que Paul tiene con él le servirán para intentarlo pero, realmente, para dejarse en otras manos. Que los elementos con los que cuenta realmente están ahí para jugar con él, pero que está en una situación imposible. No hay opciones. Y, aunque guión, director y escena nos lo dicen tan claramente, seguimos agarrándonos a lo que sea que encontremos; como espectadores, reaccionamos como Paul ante lo imposible pero inaceptable.

En este sentido, los intereses de historia (guión) y narrador (Cortés) quedan claros ante la kafkiana escena en la que el director de personal llama a Paul para llevarle al punto de rendición casi final: Para anunciarle que queda desvinculado del mundo -casi podríamos decir-, ya que es el mundo quien le anuncia que se desentiende de él y del "estado de su situación".

Personalmente agradezco que a lo largo de su travesía (porque, sí, dentro de un ataúd, pero una de los méritos de esta película es su enorme dinamismo, a todos los niveles) Cortés sepa evolucionar y derivar lo que arranca como un thriller de tintes hitchcockianos hacia una pesadilla del individuo, olvidado o engañado o no entendido o mal ayudado (según el caso) por su supuesto entorno social.

Que sí, que no es la película del siglo. Pero es una de esas películas que respetan su propia premisa, su propia apuesta, y de un modo u otro, gracias a ello, trascienden, porque en pocos minutos el espectador ha olvidado la naturaleza extrema de la propuesta formal para integrarse en la situación extrema de su protagonista, Paul.




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Buried en festivales: Festival de Sundance 2010 , Festival de San Sebastián 2010




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