Crítica de la película Byzantium por Iñaki Ortiz

Byzantium fue la película de clausura de la semana de terror. Muy esperado regreso de Neil Jordan al cine vampírico (es el responsable de Entrevista con el Vampiro). La película está construida ante todo como un drama, en la línea gótica romántica que tan de moda está últimamente, en el cine y fuera de él, como actitud. Los aspectos siniestros o de acción dejan paso a un estilo fantástico de ritmo pausado y ambientación elegante. Nada que objetar al plateamiento, el problema es que no creo que se haya conseguido.

El resultante es una historia aburrida que no termina de encontrar elementos poderosos en el drama; ningún motor suficiente para el guión. Por otro lado, aunque juega bien con cierta estética de lujo vintage enmarcado en un entorno actual vulgar y decadente; lo cierto es que en muchos momentos se echa en falta una dirección artística más cuidada. Especialmente en la ambientación de época que tiene un regusto barato impropio de las capacidades de Jordan. En concreto, los efectos sangrientos de la isla misteriosa son bastante indigentes. Digamos que es lo más "sangrante".

La sensualidad es importantísima en este género, especialmente cuando no es la acción o el puro terror el que mueve la historia. Aunque Gemma Arterton es un bombón y se le asocia en la trama con el mundo del sexo, la película es tediosamente casta. Da la impresión de que está dirigida a jóvenes espectadoras pudorosas, caperucitas que atisben la oscuridad de la sangre con una sensibilidad curiosa. Esto, unido a la torpe ambientación de época, hace que sea acartonada, sin fuerza y, sobre todo, vacía. Desinterés general, y algunas imágenes con algo de vida que no sirven para compensar el resto.