Sala de prensa del Festival de Cine de San Sebastián. Antonio Banderas llega acompañado del director Richard Eyre, pero naturalmente todas las miradas son para el español. Durante toda la entrevista, la mayoría de las preguntas recaerán sobre él y muchas veces relacionadas con el premio Donostia que se le entrega mañana. Tanto él como la organización repiten que mañana habrá una rueda de prensa específica, y el actor responde que está encantado de hablar del Donostia... pero mañana. Sin embargo pronto queda claro que interesa más Antonio Banderas que The other man.
Antonio llega ataviado con una sencilla camiseta, y se muestra como siempre cercano. Ante quien le confiesa sentirse intimidada por su presencia, asegura con naturalidad y humildad: "Yo no debo intimidarte, soy un tío muy normal".
Llega cansado, nos cuenta que lleva veintitantas horas sin dormir, ya que, ¿ayer anoche? - duda- cenó con Barack Obama, el candidato a la presidencia estadounidense a quien admite que piensa apoyar. "Yo no soy americano, pero mi hija sí lo es, y me da mucho miedo que vuelvan a gobernar los republicanos."
Se habla, cómo no, de la manera en que ha abierto camino para los actores españoles en EEUU. Él asegura no haberse dado cuenta en el momento, dice que no fue consciente hasta mucho después. También tiene la sensación de que no ha influido tanto en carreras como las de Penélope Cruz o Javier Bardem, sino más bien en la de los actores hispanos que trabajaban ya en EEUU.
En cuanto a su relación con Bardem, nos cuenta como le invitó a su casa a comer paella cuando fue nominado por primera vez al Oscar. Lo considera "un tipo muy íntegro y sólido", como persona y en su trabajo. Le gustaría trabajar con él, aunque eso depende de muchas cosas.
Algo parecido comenta con respecto a Pedro Almodóvar, de cuyas manas estará "encantado" de recibir mañana el Premio Donostia. Aún así, parece que no tienen demasiado contacto; de hecho, confiesa haberse enterado por un periódico nacional de que será el director manchego quien le entregue el premio. Le gustaría volver a trabajar con él algún día, pero eso también depende de muchas cosas. Recuerda los difíciles comienzos en las películas de Almodóvar, cuando las ruedas de prensa "parecían un combate de boxeo". No ha sido hasta después cuando ha llegado el verdadero reconocimiento.
Sí que habla de sus proyectos futuros. Su próxima película será en español, a las órdenes de Luis Mandoki, en una coproducción de España con Mexico. Habla también del guión que está escribiendo con Antonio Soler, sobre el último Califa. Se trata, según cuenta, de un texto complejo ya que "ni los historiadores se ponen de acuerdo". Cree que puede ser objetivo gracias a los 500 años que le separan de los hechos.
Se habla también de un proyecto en el que finalmente no estará, Nine, la adaptación del musical que ya protagonizó en Broadway. Rob Marshall, en una entrevista, le dio una seguridad total sobre su presencia en la película, por eso, cuando finalmente no se ha contado con él, se ha sentido dolido. "Tengo corazoncito". Sin embargo, al haber sido él también director, le es más fácil respetar esta decisión. Más adelante, incluso ha considerado mejor no abrir una etapa de su vida que él mismo cerró cuando la obra se encontraba "a tope".
En cuanto a su personaje en The other man, asegura que no pretende definir a los hombres españoles, de quien Banderas cree que no son así. Lo considera un personaje patético. Al hablarnos de la historia reflexiona sobre las relaciones de pareja, dice que la sensación de confortabilidad no ayuda. Sobre la película, hace hincapié en que no es una película de Hollywood, es europea.
Sobre sus compañeros de rodaje sólo tiene buenas palabras. Los primeros ensayos se realizaron después de la muerte de su padre, y Liam Neeson y el resto del equipo le ayudaron.
Eyre habla mucho menos, apenas recibe preguntas. Alaba al actor, de quien dice ser un intérprete inteligente, "lo que no ocurre siempre". Desde el principio pensó en él, por las características del personaje, y cuando lo consiguió, aprovechó para adaptar aún más el personaje a la personalidad de Banderas.
Nos cuenta sobre su película cómo ha querido mostrar una actitud en las mujeres habitualmente asociada al hombre. También quiere hablar sobre el perdón, para él, el sentimiento más fuerte. También se declara agnóstico, pero no tiene reparos en afirmar que lo más importante es el "amor al prójimo".
La rueda de prensa termina y Antonio a duras penas se esfuerza por firmar unos cuantos autógrafos. Ha aguantado bien hasta el final aunque, a todas luces, necesita horas de sueño. Mañana volveremos a contar con su presencia.