Alien: Una saga llena de imágenes icónicas


03 de Diciembre de 2013
por David RL

Alien posterCuatro películas conforman la saga Alien, si somos estrictos. Olvidemos Prometheus, esa desafortunada precuela que -oh, pardiez- firma el que también fuera responsable de la joya de la saga, precisamente. Olvidemos los Alien vs Predator, los cómics, novelas, merchandising, etc.

Nos centramos pues en esa maravilla imperecedera titulada Alien (Ridley Scott), en la burra pero disfrutable Aliens (James Cameron), en la caótica -pero incapaz de contener el talento que a borbotones se le escapa por momentos- Alien 3 (David Fincher) y en la extraña y difusa Alien Resurrección (Jean-Pierre Jeunet). Con excepción de esta última, quizá demasiado desorientada (más aún que Alien 3, en la que la culpa recayó en muchos factores y muchos nombres, pero no tanto en su director), el resto de las cintas de la saga comparten una capacidad nada usual: la de crear imágenes icónicas, inolvidables, fotografías que pasan a formar parte del imaginario común, ya no sólo del colectivo cinéfilo sino, en algunas casos, incluso de la cultura popular.

Todos tenemos en mente el pequeñajo revientapechos aún abrigado de sangre; su inmediata fase anterior, aún extraño molusco espacial abrazado al rostro de su víctima; o la propia teniente Ripley en ropa interior ajena al peligro que le acecha en la nave. Son ejemplos solo de la primera película, pero tanto ella como sus dos inmediatas sucesoras contienen varios -y no pocos- de idéntica potencia. Ojo, no hablo de escenas, que en este caso también las hay magníficas, sino de imágenes como tal: casi cuadros, instantáneas, estáticas y memorables, con las que uno podría hacerse una buena colección de posters.

Así pues, si me lo permitís, me voy a lanzar a un juego, consistente no sólo en recordar estas imágenes sino, en este caso, enumerarlas en atención a mi gusto particular. De la última a la primera, a la más potente e inolvidable.

13. Sangre y leche

 

Hago trampa y comienzo por una imagen doble: A punto de ser atacada por Ash, que va a desnudar su verdadera identidad, Ripley comienza a sangrar por la nariz. Él suda... ¿leche? Dos imágenes, plano y contraplano, con dos elementos extraños que multiplican sobremanera la fuerza de la escena.

12. La muerte de Ripley

Fincher no quería que la escena fuera como se vio en los cines. Su intención: Ripley cae al horno de fundición y muere (tal y como ahora se puede ver en la Versión Extendida editada en DVD). Los espectadores en su año de estreno en cambio vieron también cómo el alien nacía reventando el pecho de la heroína, pese a lo cual ella -su "madre"- lo sujetaba para llevárselo al más allá. ¿Un show excesivo? Sí, Fincher tenía razón: es la imagen de Ripley cayendo al "fuego" (pese a los pobres efectos especiales) la que ha quedado en la memoria.

11. Mamá, hay un monstruo en...

Newt, perdida en las cloacas de la colonia Hadley's Hope, y tras ella, la bestia emergiendo. Una imagen poderosísima que remite claramente a infinidad de oscuros cuentos infantiles…

10. El piloto que vino de las estrellas

O space jockey como se le ha conocido siempre en inglés. Miles de líneas y rumores y toda una extensa mitología la que los fans de la saga siempre han discutido, acerca del origen de este piloto espacial. Un interrogante cuya génesis Ridley Scott ha querido desvelar en Prometheus. Mejor olvidarlo. Quedémonos con el misterio que emana de su figura, toda una demostración de poderío del equipo artístico de la película.

9. Más grande y más fuerte

En la secuela firmada por James Cameron, el final lleva la marca de la casa: Ripley encaramada a un gigantesco (y amarillo) robot cargador, cuerpo a cuerpo contra la Reina. Cameron, cuánto más grande mejor.

8. La madre protectora (y armada)

También de Aliens: Ripley con Newt en un brazo y el arma en la otra mano. Y rodeada de huevos. La imagen es tan poderosa que no dudaron en usarla como póster y reclamo comercial.

7. La bella y la bestia

Ripley cree haber derrotado a la bestia. Ridley Scott lanza su homenaje final al cine de terror de serie B (del que tanto bebe la película) plantando en ropa interior a su estrella femenina para enfrentarla por última vez al alien. Lo malo es que abrió la moda de los segundos (y terceros) finales…

6. Cráneo pelado

Años antes de ver así a Natalie Portman en V de Vendetta, Sigourney Weaver ya tuvo la osadía de hacerlo en Alien 3. La imagen caló tanto en el espectador que a menudo se la recuerda así automáticamente al hablar de Alien, cuando es cosa únicamente de la tercera película.

5. La nave alienígena

Una forma inconfundible, obra del gran Giger. Una imagen que es, por encima de todo, una obra de arte.

4. El abrazacaras

Kane se convierte en el huésped de un agresivo y sorprendente inquilino con largos dedos, lo que dieron en llamar el facehugger, el "abrazacaras". Es el primer gran susto de la primera película y, ante todo, la primerísima gran imagen que deja para la posteridad, con permiso de los escenarios de la nave alienígena diseñada por Giger.

3. Cara a cara con la zorra

Pese a que renuncia de la película, Fincher regaló a la saga una de las imágenes que más se recuerda: El cara a cara de la criatura y una calva y acojonadísima Ripley, acorralada, sin salida posible… El estudio la usó hasta la saciedad en adelantos, trailers, teasers y en todo lo que pudieron. The bitch is back, decían.

2. El revientapechos

Una de las cenas más memorables de la Historia del Cine. Sobre todo, desde que el alien revienta el pecho de Kane. Es La Escena de la saga, la que descolocaba a todos los espectadores, la que multiplicó el índice de fugas de las butacas y, probablemente, la que convirtió la película en el gran éxito de taquilla que resultó ser. La imagen: Ese renacuajo de dientes metálicos que observa desafiante a sus futuras víctimas. "El hijo de Kane", tal como musita minutos más tarde Ash.

1. El octavo pasajero

Siendo justos, es la propia fisionomía del alien ya adulto, también obra de Giger y con evidente connotación fálica, la que conforma la imagen más famosa de la saga. Como señaló James Cameron, el éxito de esta creación radica en que no hay lugar para la conciencia en su diseño: es todo dientes, ¡ni siquiera tiene ojos!




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