Defensa de un actor que nunca lo fue


27 de Noviembre de 2013
por David RL

JCVD

De hace apenas unos días a esta parte Jean Claude Van Damme ha saltado a primera línea de combate, zona que nunca llegó a ocupar por méritos de algunas de sus películas (salvo aún reciente excepción: JCVD), pero sí por otras cuestiones: Involuntarios shows pélvicos en programas de televisión y majaderías similares.

Esta vez, el motivo es un acertadísimo spot de televisión en el que Juan Claudio obsequia a sus fans con su celebérrimo "spagat", esta vez anclado entre dos camiones marca Volvo (digámoslo; qué más dará regalarles un poquito más de publi, se la han ganado, qué leches) que, reza el anuncio, no se desvían del camino ni un milímetro. Porque si así lo hicieran, la más famosa pelvis de Bruselas se partiría en dos. Mejor verlo que leerlo:

 

 

Bien. Mister Van Damme, mientras sigue rodando películas de baja estofa, ha conseguido un poquito de dinero y ser trending topic. No está mal. Y yo me subo al carro, pero no para defenderlo por esta tontería, ni siquiera por JCVD que es su película más rumbosa y, de largo, más conseguida. ¡Incluso llora! No, vengo a defenderle por méritos anteriores... ¿Pero los hay?

¡Claro que los hay! Veamos. No puedo defender las capacidades interpretativas de Van Damme porque, sencillamente, están cerca de ser nulas. Esto es una obviedad. Pero con él no ocurre lo que sí pasa con gran parte de los sacos de músculos que arrancaron sus carreras como héroes de acción en los 80 -para mantenerlas como buenamente se podía en los 90-: Van Damme no resultó ser un armario desprovisto de sal, soso, sin una pizca de carácter. En resumen, en cuanto ha surgido un papel desquiciado y sin dos dedos de frente como el de los Los mercenarios 2 (¡madre mía!), solo él de la ristra de maromos del gremio es capaz de darle... pues eso: Un poquito de vaina loca.

Por cierto que ese villano no es rara avis. O mejor dicho, lo es pero menos: En su primera aparición en cine firmando con su nombre tal como lo conocemos, ya era el malo de la función: Se llamaba Ivan, el ruso, y la película era Retroceder nunca, rendirse jamás. Claro que antes de eso en IMDB ya le encontramos acreditado como Jean-Claude Vandam en una cinta titulada Monaco Forever, y el "nombre" de su personaje promete: Gay Karate Man.

En fin, Juan Claudio ha hecho mucha mierda. Por seguir con obviedades. Nunca pasó de Rey del Videoclub, probablemente fue su mejor racha, con títulos como Kickboxer o Contacto sangriento (que, ojo, cuentan sus fans por centenas o millares), y aunque en los 90 alguna de sus películas ya dio el salto a las zonas nobles de la taquilla, el espíritu puro de los Músculos de Bruselas probablemente ya quedó en esa primera etapa de historias de aprendizaje y combates, más inocente pero, ya sabéis, vaya... Inocente pero con unas buenas hostias.

Hay que reconocer que fue él, y la legión de fans que supo acumular alrededor de su figura, la que le llevó a poner la etiquetita de "Alquilada" día tras día en aquellas primeras películas. Daba igual que hablásemos de Contacto sangriento o de Libertad para morir. Era exclusivamente él. Y años después, cuando su carrera ya se venía abajo (puro Van Damme's Inferno, en resumen) y su cerebro sucumbía aletargado por las drogas (de las que supo salir y luego reirse en JCVD) se convirtió en otro tipo de estrella pública, como bien pueden atestiguar varios vídeos de YouTube. Parece que me cachondeo, pero esa vena exhibicionista y desequilibrada de Van Damme está ahí y parece que de un tiempo a esta parte la está sabiendo utilizar, riéndose de sí mismo en la gran pantalla o, como hemos visto cortesía de la gente de Volvo, en la pequeña pantalla.

Juan Claudio tuvo una cosa clara desde sus primeros pasos: Retroceder nunca. Y rendirse, jamás. Así que aunque haya que buscar sus películas en la Tercera División de la industria, ahí seguirá, dando guerra. O patadas, más exactamente.

JCVD




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Tags: Trailer, Jean-Claude Van Damme



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