Leos Carax en movimiento


30 de Agosto de 2015
por Iñaki Ortiz

Mala Sangre - Denis Lavant

Tenemos de nuevo en cartelera la segunda película de Leos Carax, Mala sangre. Una obra que, aunque irregular, tiene un buen número de virtudes, y un estilo muy adelantado a su tiempo. Uno de los momentos más recordados, y homenajeado recientemente por Noah Baumbach en Frances Ha, es una escena en la que el protagonista, Denis Lavant, avanza, corre, se arrastra, al son de Modern Love de Bowie. Desde entonces, en todas sus películas podemos encontrar una escena intensa, musical, sin diálogos, en los que los personajes avanzan -casi siempre Lavant-, con diferentes connotaciones. Vamos a dar un repaso.

 

Mala sangre.

Empezamos por la escena que ha motivado este artículo, y quizá la más perfecta de todas. El protagonista golpeando su vientre endurecido por las circunstancias. La música de Bowie. Y un trabajo grandioso de dirección artística, manteniendo en todo el trayecto los colores básicos de la película, pintados en las vallas que quedan detrás del personaje. Y sobre todo, la expresiva emoción de los movimientos de Lavant:

 

 

Los amantes del Pont Neuf

Carax aumentando su megalomanía. Aprovecha los festejos del bicentenario de la revolución francesa (1989), para conseguir una escena explosiva, con fuegos artificiales y con una interpretación, una vez más, muy expresiva. Juliette Binoche y Denis Lavant recorren el puente más antiguo de París, que les sirve de hogar, sobre el Sena, dejando escapar sus emociones. Diferentes músicas se solapan en un crescendo de excesos.

 

 

Pola X

Es la escena más diferente, permitidme la licencia, pues no tienen tanta importancia los personajes como el entorno. Quizá se deba a que no tenemos a Lavant aquí. Carax nos presenta ese lugar extraño, como de otro mundo, donde la música toma el protagonismo, creando una atmósfera violenta, ruda, misteriosa. Bienvenidos al lado oscuro de Leos Carax.

 

 

Tokyo!

Se trata de una película de tres episodios alrededor de la ciudad de Tokyo, en los que Carax dirige uno de ellos: Merde. Sirve para presentarnos a ese personaje estrambótico, que después reaparecerá en Holy Motors. Por supuesto, es Denis Lavant. Un traveling implacable en plena urbe, provocador, entre la cámara oculta y la precisión calculada. Es, de largo, la secuencia de la película.

 

 

Holy Motors

En algo que se presenta simplemente como “entreacto”, tenemos una estupenda secuencia musical en la que Lavant y compañía avanzan en una iglesia tocando el acordeón, con una intensidad creciente. En Holy Motors, hasta el descanso es impecable.




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