Los Goya, esa broma


22 de Diciembre de 2008
por Romulo

Con algunos días de retraso me siento para analizar lo indescriptible, para criticar lo que, precisamente, no reviste crítica alguna, para dar tratamiento serio a esa especie de broma sin gracia en que están convirtiendo a los premios Goya, que simplemente debieran ser solemnes. Porque una entrega de premios siempre es aburrida, no nos engañemos, ahí los Goya no tienen nada que hacer como no lo tienen los Óscar, los César, ni los Ramiro Pinillas. Pero cuanto menos podrían ser serios, incluso injustos si quieren, al fin y al cabo raro es lo contrario, improbable o imposible incluso; pero serios, sin gilipolleces inexcusables. Pero no, todo el esfuerzo parece ir en camino contrario.

Podría sentarme a comentar el hecho de que los Goya enfoquen ese esfuerzo en ningunear a las valientes apuestas de los más jóvenes realizadores que, ojo, algún día serán los nombres fuertes de la industria. Pondré sólo el ejemplo de Los cronocrímenes, imaginativo y enrevesado divertimento que escupe con salero y gracia al más rancio y caduco cine de cárcel y guerras, esa especie de condena eterna de nuestro cine que no sabe salir de ese bache. Vigalondo se tiene que contentar con una nominación a director novel pero en verdad sabe que, simplemente, no se le ha tenido en cuenta igual que no se tuvo en cuenta a Casual day el año pasado; y así podríamos seguir poniendo ejemplos(como es el caso de Tres días).

El problema es que mientras que en otros lares los nuevos talentos se cuidan (en los Óscar es habitual que categorías como Mejor Guión acaben en manos de los nombres más prometedores; por ahí pasaron Pulp fiction, Sospechosos habituales y un largo etcétera), aquí seguimos lamiendo el cipote de los perros viejos para que sigan sintiéndose a gusto en sus últimos paseos. Bien, hay excepciones, y aún recordamos el Goya de Rosales; pero todos sabemos que si alguna de las vacas sagradas hubiera hecho peli ese año otro gallo hubiese cantado. Así, con un puntito de justicia, los dos únicos novatos realmente reconocidos que recuerdo han sido Amenábar (por su mejor película, por cierto) y Sánchez Arévalo. Pobre bagaje.

De todos modos no vengo a quejarme de esto porque si pido seriedad, yo también debo aportarla: estamos ante los premios de la industria y, si algunas decisiones me parecen injustas, también me parecen lógicas. Y además si pongo como ejemplo a los Óscar para algunas cuestiones, los pongo para todas: los premios yanquis también son un despropósito por costumbre. Así que no me rasgos las vestiduras.

El verdadero despropósito de los Goya está en otra parte, en otra esquina, en otras sombras. La fiesta por la fiesta, que diría yo, el "méteme aquí a un Woody Allen, una Nicole Kidman o un Benicio del Toro como sea". Perro los cortos que se queden fuera, claro. Esa gentuza,. nadie les conoce. No quiero hablar de los cortos porque es tema del año pasado. Pero la diferencia de trato es flagrante. E injusta.

Porque, señores, Penélope Cruz es la prota de una peli en inglés... con producción en parte española, de acuerdo. Benicio del Toro es el prota de una peli, de nuevo, con mucha pasta española detrás. Bien. Tendremos que ir aceptando todos estos puntos. Como en su momento había que aceptar la nominación de Nicole Kidman en Los otros a pesar de que no se le escuchaba en toda la peli ni un mísero monosílabo en castellano; pero en fin... Bien. Vale. Venga. Pero lo de El Caballero Oscuro como película europea ya es para mear a diez metros y no echar una gota por fuera. ¡Pura prestidigitación!

Pura jeta, concretando. ¿¡Europea!? Por primera vez tenemos a dos películas "representando" a un mismo país, y no sólo eso, no: las dos nominadas, claro. El niño con el pijama de rayas es, digamos, la representante oficial. El Caballero Oscuro es esa película con un porcentaje de producción británico ridículo. Es, seamos serios, una peli americana; la peli del año, el boom del momento, casi una leyenda, y los genios de la Academia la han colado ahí haciendo encaje de bolillos.

Trazar un premio al cine en lengua castellana no español, y otro al cine europeo, dejando fuera de toda opción y todo premio, a conciencia, a cualquier película yanqui a priori, para luego meternos el cine americano por todos lados sea como sea (Che; Vicky Cristina Barcelona; ¡El caballero oscuro!) no tiene nombre. Y lo peor no es eso, lo peor es que con las dos primeras sí hay cierta excusa, pero con la película de Nolan no hay argumento que valga.

Una cosa poco seria, estos premios. Creo que se les podría rebautizar, los Pepe Botella, podríamos llamarlos, oiga. Mantengamos el nombre del maño Francisco limpio y digno, por favor.





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Tags: Cine español



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