Mis escenas preferidas IV: 'El bueno, el feo y el malo'

Continúo con esta serie que ha pasado sus primeros capítulos por secuencias de Magnolia, Toro salvaje y La noche americana. Hacemos ahora una cuarta parada en un género que nos dejó muchos títulos y pocos buenos: el spaghetti western.

Podríamos decir que todo aquello que descubrió y comenzó a potenciar Sergio Leone en sus películas propició una ristra de copias de ínfima calidad en Italia, pero a medio-largo plazo sus mejores hallazgos han sido capitales en el desarrollo posterior de muchos géneros; pensemos en la enorme influencia de algunas de las soluciones estéticas más habituales de Leone en el cine de Tarantino, sin ir más lejos.

Me centro ahora en una escena de El bueno, el feo y el malo de creación particularísima. Una secuencia que Leone planificó más corta, mucho menos relevante. Fue así hasta que Morricone le mostró el tema musical que había trazado para acompañar ese momento del guión (Tuco llega al cementerio donde, en una tumba en concreto, se esconde el tesoro que buscan él y el Rubio). Leone escuchó la pieza y decidió que rodaría y alargaría la escena lo necesario para amoldarla a la partitura. Casi cuatro minutos que han pasado a la Historia: Ecstasy of Gold.