'Noche en la tierra': Aciertos y desaciertos

Vengo a trazar una simple ordenación de las cinco historias que conforman Noche en la tierra, película que revisité ayer y, por continuar con mi entretenimiento de fechas recientes, enumerando y ordenando diferentes películas por simple cuestión de gusto personal, me lanzo a hacer lo propio con la película de Jim Jarmusch.

Noche en la tierra es una película a la fuerza irregular, por cuanto la forman cinco historias completamente independientes, asociadas únicamente por su escenario (cinco taxis) a la misma hora en diferentes lugares del planeta: Los Angeles, Nueva York, París, Roma y Helsinki. Por ese orden, en la película. Si algo tiene la película es el juego con los clichés, muy marcado en las historias "europeas" pero también presente en las dos americanas, aunque con más acierto. Esto no quita que alguna historia de las tres finales, concretamente la de Helsinki, sepa hacer gran uso de esos clichés (no así las dos anteriores). Pero no me entretengo en generalizaciones y voy, ya, historia por historia. Eso sí, si no la habéis visto, aconsejo hacerlo antes -en caso de que os interese la película- y ya luego, entonces sí, leer estas líneas -también, claro, si os interesa-.

5. París

La tercera historia de la película es, sin duda, la que menos me interesa. Ya que hablábamos de clichés, es cierto que aquí Jarmusch no cae en los tópicos fáciles a la hora de ambientar su pequeño tramo francés en su ciudad capital. De hecho otorga uno de los dos roles protagonistas a un inmigrante africano. Sin embargo los clichés caen de la mano del otro personaje principal, la pasajera ciega que interpreta Beatrice Dalle. Sobrada de carácter, evidenciando la obviedad de que para ella no hay colores (claro, tampoco de piel) y afrontando la curiosidad teñida de estupidez del taxista: Es ciega, no torpe, no es inútil, es infinitamente más válida que el conductor que termina por tener un accidente. Cómo no. Fácil.

4. Roma

Topicazos, Benigni verborreico, putas, curas, parejas haciendo el amor por las esquinas. De nuevo un escenario fácil, una Roma por defecto, desde los ojos del turista que tampoco ha pisado mucho Roma, realmente. Eso sí, los primeros instantes con Benigni conduciendo sólo por una Roma desierta, funcionan por encima de la lógica. El monólogo descontrolado del cómico italiano comienza ganando la complicidad del espectador, mientras conduce en dirección contraria por una y otra callejuela. Cuando la trama, como tal, arranca con la aparición del cura, el soliloquio de Benigni empieza a caer en un ritmo excesivamente cansino, de manera interminable. El desenlace, en un viejo banco de madera, recupera algo de chispa.

3. Nueva York

La tercera en el podio, una de las tres historias que realmente me entusiasman. Casi todo funciona aquí, a pesar de la estridente Rosie Pérez, que ofrece un contrapunto agresivo a dos personajes que funcionan juntos de maravilla: Yoyo, cien por cien neoyorquino, cien por cien Brooklyn; y Helmut, inmigrante alemán, ex payaso y, por encima de todo, no taxista, a pesar de conducir uno en su primera noche en la Gran Manzana. Armin Mueller-Stahl está inmenso, infinitamente entrañable, y junto a Giancarlo Esposito ofrece un dúo cómico impecable, dos perfectas piezas de puzzle. ¡Súper disfrutable!

2. Helsinki

Aquí Jarmusch ofrece un ejemplo de cómo usar los clichés con buena mano: Frío, borracheras de aúpa, gélida seriedad nórdica, drama bajo la superficie, siempre siempre con gesto imperturbable... para narrar la historia de tres borrachos que cuentan al taxista la desgracia de uno de ellos, dormido en uno de los asientos de atrás. El taxista les sorprende con una historia aun más triste. Tras el drama, surgen pinceladas de humor con un estilo que huele a homenaje. Y sí, dos de los personajes se llaman Aki y Mika. Intensa y con ese soterrado humor negro, de fondo...

1. Los Angeles

La mejor historia, el diálogo mejor desarrollado y mejor hilado de la película, la mejor pareja protagonista (Winona Ryder y Gena Rowlands funcionan juntas de manera sorprendente) y, sobre todo, el gran hallazgo: Corky, el personaje que interpreta la joven actriz, esa taxista diminuta y cuya gran ambición en la vida es llegar a ser mecánica, como sus hermanos -y no actriz de Hollywood. Gran creación de Jarmusch que se magnifica con la elección de la actriz perfecta para el personaje. El brillo de ambas actrices y el perfecto desarrollo de la breve relación que se establece entre ellas lo hace todo. La mejor historia de largo; mejor arranque imposible, para la película.