Mis pensamientos sobre Skyfall

Hacía tiempo que venía barruntando la idea de no creer más en la saga de James Bond, una de cal y otra de arena, un personaje que tan pronto se reinventaba como se destruía en su propia fuerza derrumbada en el siguiente film. Daniel Craig (Casino Royale o Quantum of solace) y su semblante humano pero firme dieron al personaje una nueva esencia que en el primer film me cuadró y en el siguiente me desencantó. En Skyfall no tenía esperanzas.

Sin embargo, lo primero que me ha cautivado de Skyfall es que vuelve a la acción, pura y dura, vibrante, de la mano de ese nuevo Bond vulnerablemente capaz, pero con el rictus de tipo de acción que siempre tuvo y que parecía perder, pero sobre todo, dentro de la verosimilitud de las escenas. Siendo difícil innovar o ser poco copiotis en este tipo de escenas consigue que sea creíble un puñetazo más en una situación de espionaje más.

Además, teniendo en cuenta la trama, con el malo de por medio, lo más importante, la película se muestra eficaz y hábil, con un Javier Bardem como siempre lleno de matices embriagadores, y un conflicto medianamente actual y wikileaksiano. Con todo ello únicamente cabe esperar que el ritmo te lleve hacia un final intenso y propicio a que ganen los buenos del servicio secreto británico. He aquí donde falla el film.

Esas escenas finales donde una casa es abandonada por forzosa agonía necesaria del guión, un truco de siempre en el cine sencillo, y una inoperancia de un malo que resultaba operante hasta el momento, me deslucen una película que posee más virtudes que defectos, que posee a partir de ahora mis cuatro estrellas pero con un punto final agónicamente lento y poco agradecido, pero claro, no se puede tener todo.

PD: Q no mola, y punto, y como lo saben, no abusan de él.